En el verano del 2002 prácticamente todos los medios de comunicación del país se hicieron eco de la noticia que nos llegaba desde las Islas Baleares. Muchos pescadores, lugareños y turistas comenzaron a alarmarse por la inesperada aparición de unos enigmáticos sonidos metálicos submarinos, que se escuchaban, principalmente en las 50 millas que separan las Islas de Dragonera y Mallorca. Continuar leyendo