Imagen: Nuestromar.org
Por el año 1.610 un popular capitán holandés se decía había hecho un pacto con el demonio para tardar en sus travesías la mitad del tiempo normal. En una de sus viajes intentaba doblar el cabo de Buena Esperanza, insultaba a su tripulación en la tormenta exigiéndoles más esfuerzos; al ver que no lo conseguía por más que lo intentaban invocó al diablo para que lo ayudara. En ese momento un rayo cayó sobre cubierta y de la llamarada surgió un anciano que le gritó: “¡serás maldito y condenado a navegar eternamente tú y tus hombres en este mar tempestuoso, sin poder volver jamás a puerto!”. Continuar leyendo