Los muertos no hablan, pero esto no significa que no anden por ahí. El caso más emocionante que se conoce ocurrió en un panteón de la isla de Barbados, ex colonia británica de las Pequeñas Antillas, frente a las costas de Venezuela.
El escenario de los macabros acontecimientos fue el panteón de la familia Wolrond, ricos plantadores que depositaban a sus muertos para descansar, o lo que ellos creían que era descansar, en una tumba tallada en la roca en el cementerio de Christ Church. El primer miembro de la familia enterrado allí, en 1807, fue Thomasina Goddard, pero al cabo de un año la propiedad del panteón había pasado a otra generación de dueños de esclavos, los Chase. Dos de las hijas fueron enterradas en la tumba en 1808 y 1812 respectivamente.
Thomas Chase, su padre, falleció también en 1812. Cuando la pesada losa de mármol que cubría el sepulcro subterráneo fue retirada para el entierro, los sepultureros retrocedieron horrorizados. Los ataúdes forrados de plomo de las dos muchachas estaban de pie y boca abajo. No se encontró ninguna señal de que alguien hubiese entrado o manipulado allí. De alguna manera los ataúdes se habían movido; pero ¿cómo?
Un pariente varón murió en 1816, haciendo que la tumba se abriese de nuevo. Y de nuevo se encontraron revueltos los ataúdes en su interior; el de Thomas Chase, que había tenido que ser transportado por ocho hombres, estaba apoyado de pie contra una pared.
Ocho semanas más tarde, otro entierro atrajo a una curiosa multitud. Aunque el panteón había sido sellado después del último incidente descubierto, los ataúdes del los Chase habían cambiado una vez más de sitio. Entonces se pidió la intervención de Lord Combermere, gobernador de Barbados. En 1819, hizo amontonar los ataúdes y colocar sellos alrededor de la lápida de mármol. Pero la autoridad no pudo con los fantasmas. Cuando al año siguiente, se oyeron ruidos en la tumba encantada. Lord Combermere ordenó abrirla para su inspección. Y ocurrió lo que se esperaba. Después de levantar los sellos intactos del gobernador, entraron uns inspectores en la oscura y húmeda cámara y se encontraron con que los ataúdes forrados de plomo habían repetido su danza macabra. Solamente el ataúd de madera de Thomasina Goddard permanecía intacto.
Por último, los cadáveres fueron sacados de allí y enterrados en un lugar más tranquilo del cementerio. Hoy el sepulcro de Christ Church permanece abierto y abandonado, expulsados de él los muertos por fuerzas poderosas desconocidas.
Fuente: Un mundo de fenómenos extraños (Charles Berlitz)
No conocia la leyenda o historia pero asombroso
charles berlitz, pseudo cientìfico de dudosa erudiciòn y honradez, màs preocupado en ganar dinero por sus artìculos que en comprobar la veracidad de sus historias …..averigúen las patrañas que escribiòn de las bermudas… y despues me cuentan…
q horror ahora si me dio miedo
q miedo esto si es de horror
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